Fue contratado en sus salidas transitorias de la cárcel como "director creativo”. Repartió invitaciones a bordo de un Mini Cooper, hizo de guía y se vistió de forma extravagante, con esas calzas que lo marcan y un sombrero rosa hermoso.
El RR.PP. cumple una pena de dos años y medio de prisión en el penal de Las Rozas –ya cumplió 11 meses- por haber atropellado y matado a una pareja argentina en Punta del Este en enero último. Ahora, su pasado vuelve a su presente. Un matrimonio noruego, bajado de un barco careciendo de conocimiento lo contrató como director creativo de un emprendimiento inmobiliario en una zona VIP de José Ignacio. Según informó el diario Perfil, el mismo relacionista público repartió con un Mini Cooper las invitaciones y, vía correo electrónico, también envió tarjetas personales. A las 8 de la noche, Gaby Álvarez tuvo que abandonar la gala porque debía regresar al penal, ya que sólo dispone de 24 horas semanales para salir del penitenciario.
Una vez que llega al penal todo cambia, porque según altas fuentes, entre los presos le dirían la muqui, con el agregado de que le dan masa y no para cocinar.
Además prepara y ceba mate a todos los chicos del penal antes de dormir para que se tranquilicen aplicando sus cursos de meditación, que aprendió a los pocos días de haber arribado al complejo.
El RR.PP. cumple una pena de dos años y medio de prisión en el penal de Las Rozas –ya cumplió 11 meses- por haber atropellado y matado a una pareja argentina en Punta del Este en enero último. Ahora, su pasado vuelve a su presente. Un matrimonio noruego, bajado de un barco careciendo de conocimiento lo contrató como director creativo de un emprendimiento inmobiliario en una zona VIP de José Ignacio. Según informó el diario Perfil, el mismo relacionista público repartió con un Mini Cooper las invitaciones y, vía correo electrónico, también envió tarjetas personales. A las 8 de la noche, Gaby Álvarez tuvo que abandonar la gala porque debía regresar al penal, ya que sólo dispone de 24 horas semanales para salir del penitenciario.
Una vez que llega al penal todo cambia, porque según altas fuentes, entre los presos le dirían la muqui, con el agregado de que le dan masa y no para cocinar.
Además prepara y ceba mate a todos los chicos del penal antes de dormir para que se tranquilicen aplicando sus cursos de meditación, que aprendió a los pocos días de haber arribado al complejo.
Aseguran que en estos once meses aprendió los códigos carcelarios, que cuando sos la mujer de uno no podes decir que no, te tiene que caber cualquiera pero también es verdad que no olvidó sus viejos vicios de relacionista.
