19/1/09

TESTIMONIO DE DOS DE LOS TRES ANDINISTAS ITALIANOS RESCATADOS DE LA TRAGEDIA DEL ACONCAGUA

"Debimos tomar nuestra propia orina con nieve para hidratarnos"
Un relato desgarrador de los sobrevivientes.



Con ánimo parejo, serenos y pausados, dos de los tres italianos que sobrevivieron a la tragedia del Aconcagua confesaron que bebieron su propia orina mezclada con nieve para evitar una deshidratación. Y revelaron que abandonaron a una compañera con edema cerebral, "posiblemente muerta", porque de lo contrario "seguramente no íbamos a vivir".
Hubo momentos de tensión que se medía en los silencios, los ojos húmedos, y la emoción en el cruce de miradas como interrogándose frente a alguna pregunta que costó responder. " Targa cuenta que todos estaban bien en la subida, que llegaron a las 16 a la cima con un buen parte climático. Mirko, aclara: "Ibamos por el tramo final con viento y sol; el problema surgió al desembocar en la cumbre donde hallamos una tormenta muy fuerte". Puntualiza que se desviaron por "una vía perdida" en medio de esa tempestad. "Apenas iniciada la pendiente de nieve, Matteo cayó 30 ó 40 metros y Federico le salvó la vida", menciona Targa. Matteo mira, asiente: "Cedió el hielo, rodé y con la punta de un grampón pude sujetarme en una cornisa, sobre el abismo; entonces vino Federico, me lanzó una cuerda, me amarré y me sacó tirándome de un brazo".Lo peor, sin embargo, estaba por venir. Decidieron seguir bajando por un filo helado. No sabían dónde estaban. Hacia la derecha, la nada, un desnivel de 300 a 500 metros en picada vertical, pero no lo vieron por la bruma. Allí, Elena resbaló. Mirko dice: "Estaba muy grave, callada, con un edema cerebral evidente, tratamos de reanimarla. Federico la auxilió porque era paramédico, pero no respondía y decidimos seguir porque comprendimos que de lo contrario todos íbamos a morir". Preguntamos: ¿Estaba muerta cuando la abandonaron? Targa hace un breve silencio y responde: "Posiblemente muerta". ¿Por qué se dijo que una avalancha la llevó? Matteo contesta ahora: "El guía ya no hablaba, no estaba bien, con un principio de edema cerebral y en su delirio dijo cualquier cosa". Buscaron un anfiteatro pequeño, hielo y rocas, en el maldito filo. "Caminamos siempre, nos dábamos ánimo, nos abrazábamos para darnos calor. Estábamos muy mal, ya congelados, pero no perdimos la conciencia", recuerda Mirko. Matteo va más allá: "Nos hidratábamos tomando nuestra orina caliente con nieve y comiendo barritas de cereales y fruta seca". Estaban esperanzados porque se comunicaban por radio y sabían del rescate. Noches estrelladas, días ventosos y 40 grados bajo cero. "¿Si volveremos a la montaña? Claro, es una pasión", dice Mirko.