15/2/09

Sin hits de verano


En las vacaciones 2009 no hay rastros de esas pegajosas canciones prediseñadas que suelen invadir las playas. Nadie logró imponer un tema de forma masiva. Los intentos de la publicidad por resucitar antiguos éxitos.
Algo le falta a este verano. Tiene sus “ondas” de rigor, colas con premio, cachetes, pechitos y ombligos, surfers y tatuajes, pero está ausente “el” hit de las vacaciones. No apareció esa canción de vida corta pero intensa que se impone con pasito de baile y todo. La misma que tararean chicos, adultos y hasta ancianos, que no hay DJ que se la saltee y que suena y suena en cada playa. Nada. El puesto más codiciado quedó vacante. Ningún músico dio con la fórmula exitosa y salvadora. Ni bien arrancó el calor se esperaba que cayera sobre todos esa condena auditiva conocida como hit. Hubo algunos intentos pero, hay que decirlo, estas vacaciones carecen del clásico tema pegote como chicle que se descarta apenas pierde su sabor estival. Ni por asomo apareció un track bailable capaz de generar esa fascinación colectiva, repentina y de difícil explicación que hasta contagia al público más inquieto y alternativo. “Evidentemente, este verano no hay hit. No apareció ese tema que cuando la gente lo escucha explota, y que todos lo reconocen y bailan. Ni siquiera los que vienen de afuera ni los reaggetones lograron imponer una canción”, confirma el músico santafesino Juan Baena, quien asegura tener más de mil temas compuestos pero sólo uno con categoría de hit: “El bombón asesino”. “El tema explotó en el verano de 2007 y dura todavía –advierte el creador de la canción que hizo famosa la banda Los Palmeras–. Que un tema tan simple perdure habla también de que no hay tanto éxito dando vuelta”.Una de las apuestas más fuertes, si se busca un posible candidato, se dirige a “Microdancing” de los Babasónicos con su estribillo tonto e irresistible. Hay quienes señalan el impacto que tiene por estos días el reaggeton y sus contoneos: “Se impone ‘Ya me olvidé de ti’, del grupo 18 kilates, porque es lo más divertido que apareció este verano. El reaggaeton es ideal para pasarla bien: se baila pegadito pegadito”, puntualiza Emilia Domínguez, de 18 años, mientras toma sol en Villa Gesell. El resto de los empeñosos competidores pueden enumerarse sin demasiada convicción: “Baby te quiero”, de Nigga y “No hay nadie como tú”, de Calle 13. Ya se sabe que a los que les gusta la pachanga se mueven hasta con el fallido “Ritmo de la matraka” que el cocinero sexópata Nino Dolce quiso imponer el verano pasado para aprovechar su anémica fama post reality show. Pero ante la pregunta: “¿cuál es la canción que nos taladra este verano?”, cualquiera enmudece. Ningún músico terminó de sintonizar con el gusto del momento. No es simple darle forma a un éxito. Teorías hay muchas: que las melodías pegadizas son las que se asemejan a las frecuencias de las ondas cerebrales, que la clave está en la repetición, incluso hay una empresa española que creó un software (Hit Song Science) que aplica principios matemáticos para hacer temas con gancho a partir de una base de datos con las canciones más vendidas en las últimas décadas. Recetas imposibles y que no resultan: que una canción acceda al tope del ranking muchas veces es accidente. “Hay algo de lotería en que una composición se convierta en un hit. ¡Se tienen que dar tantas cosas juntas para que le guste a mucha gente diferente! El ‘Bombón asesino’ terminó yendo a todas las clases sociales. Logré un tema simple que se masificó al punto de que le gustara a un nene de 3 años y también a una señora grande. Y la verdad que lo hice en 15 minutos. Cómo se populariza un tema es algo que quizás no tenga mucha explicación”, dice Baena. Que nadie espere que esta temporada tenga una banda de sonido definida. El adhesivo tema playero está ausente y, a cambio, se reciclan antiguas canciones de efecto probado. En un año donde los jingles pelean por transformarse en hits (pero tampoco lo logran del todo) se reciclan viejos clásicos (“Mar azul”, “Somos los piratas”, “Cachete, pechito y ombligo”, “Yo soy así”) y hasta se desempolva “las olas y el viento/sucundún sucundún”. No se sabe quién picó en punta, si Quilmes, Coca Cola o CTI (hoy Claro) pero el verano parece esperar las canciones de sus publicidades casi tanto como las que surgen de la industria de la música. “El hit funciona a partir de la repetición, más allá del talento de dar con el acorde indicado. Y la publicidad eso lo tiene controlado con la compra de espacios. Además, su avance se da por la falta de hits reales –detalla Luis Güerri, quien analiza comerciales en su columna “Marcas registradas” de Lanacion.com–. Entonces, surge la campaña de Quilmes que trabaja con viejos super mega hits. Son covers fieles con la letra cambiada. Esos temas vuelven a ser escuchados e, incluso, la publicidad logra llegar donde ese cantante no pudo. Hay gente capaz de cantar el ‘Mar azul’ de Quilmes que jamás hubiera puesto un disco de Christian Castro. Con la crisis de las discográficas, la publicidad logra una llegada más masiva y pelea con la industria de la música por imponer hits”. Frente al tironeo entre la propuesta pop y electrónica de los DJ y el avance implacable del reaggetón, Coca-Cola decidió imponer una letra simple (Hoy quiero que me mires/ hoy quiero que me llames) en ritmos para todos los gustos: pop, rock y latino. “El tema refleja lo que un teen está pensando en las vacaciones, que es su período de libertad y el momento para divertirse. Y ponemos al alcance del público diferentes versiones a cargo de la banda Teen Angels. Hemos hecho experiencias en diferentes países con grupos de moda y eso nos permitió ver qué necesita una canción para llegar al público, escapándole a la letra que sea ‘coca-cola, coca-cola’. Las claves para que un tema se vuelva fuerte en el verano son que sea musicalmente pegajoso, simple y entretenido. Lo ponés una vez y lo terminás tarareando. A esta canción, además, no la hizo la típica persona que hace jingles, si no un músico: Juan Blas Caballero. Eso puede influir en que la canción sea más pegote”, observa Gonzalo Cerda, gerente de Coca-Cola de Argentina.Más que nostalgia, la falta de hits provoca alivio. La insistencia desmedida con que esos temas gancheros se suelen pasar en balnearios, supermercados chinos y gimnasios los vuelve insoportables.

Estas vacaciones la antipática paradoja “¿Lo canto o lo aborrezco?” estuvo ausente. Que no haya canciones que se pegan y nunca despegan, da cierto respiro y evita tener que someterse al meneaito ahí ahí, levantar las manos al un-dos-tres, mover el cu-cu epilépticamente y memorizar un imposible aserejé. Gloria al verano 2009.